Los que no laburan son los ricos

Los que no laburan  son los ricos



La superestructura cultural dominante logró instalar que los pobres, los más postergados, lo son por “vagos”, por falta de “voluntad” y ganas de trabajar. Claro que tenemos compatriotas humildes que no han conocido el trabajo formal en este sistema injusto que excluye y margina a millones. Pero el pobre, el excluido, labura siempre, hace changas, inventa, se la rebusca para parar la olla. La historia nos demuestra que la clase que no trabaja, que vive de sus rentas heredadas desde siempre, es la oligarquía, beneficiaria eterna de los ajustes a las mayorías y de la entrega al imperio de turno de nuestra economía. Esos no trabajan. Los que viven de la especulación no trabajan.Esos son los verdaderos parásitos que succionan la riqueza nacional. No los pobres. En palabras de Rafael Correa: “Los países no los funden los pobres, los países los funden los ricos”
DESAFIOS Y PERSPECTIVAS
La oligarquía apátrida y falaz, a solo dos meses de revalidada en las urnas, se tropieza, ni cae, ni se desangra aún, pero se tambalea, recibe el golpe y derrocha caudal político en su afán desmedido por privilegiar a los privilegiados ajustando al pueblo trabajador.
Repetimos lo que decimos siempre en nuestras mesas de difusión callejeras cuando arrancamos: “apagá la tele, salí a la calle, no le creas a esos medios de comunicación de los ricos a favor de los ricos. Los que no laburan no son los pobres, los que no laburan son los ricos…”
La superestructura cultural dominante logró instalar, gracias al asistencialismo instaurado en nuestros países por el neoliberalismo, que los pobres, los más postergados, lo son por “vagos”, por falta de “voluntad” y ganas de trabajar. Claro que tenemos compatriotas humildes que no han conocido el trabajo formal en este sistema injusto que excluye y margina a millones. Pero el pobre, el excluido, labura siempre, hace changas, inventa, se la rebusca para parar la olla y cuando no, está trabajando en su ranchito, en su casilla, en su humilde casa para tapar goteras, para arreglarla después de cada tormenta. Pero trabaja, siempre.
La historia, el conocerla, nos demuestra que hay otra clase que no trabaja, que no trabaja en serio, que viven de sus rentas heredadas desde siempre, es la oligarquía, que se cree casta y se casan entre ellos para fecundar la clase parasitaria, beneficiaria eterna de los ajustes a las mayorías y de la entrega al imperio de turno de nuestra economía. Esos no trabajan. Los que viven de la especulación no trabajan. Los que no trabajan son los que cuando millones y millones de argentinos viajan diariamente hacia las ciudades en los trenes o colectivos los vemos jugando al tenis en algún club o ingresando a algún club de golf. Esos son los verdaderos parásitos que succionan la riqueza nacional. No los pobres. En palabras de Rafael Correa: “Los países no los funden los pobres, los países los funden los ricos”
Hoy gobiernan los ricos para los ricos.
Esto a partir del martes 19 de diciembre de 2017 quedo un poco más claro. A pesar de la transmisión en cadena de los medios (Crónica y C5n incluidísimos claro) sobre los que tiraban piedras, sin mostrar que los gases de la policía eran arrojados con una furia propia de gobierno de derecha contra el pueblo, contra miles y miles de persona que estaban atrás en la movilización los gases llovían en medio de gente que nada tenía que ver con “los tira piedras” que no son otra consecuencia que la militarización del Congreso para que el pueblo no pueda expresarse libremente. Si la ley es para el pueblo no se necesitaría policía, eso es algo más que quedó claro estos días. Por eso a la noche, el pueblo salió a demostrar que había miles y miles más que no estuvieron a la tarde pero que igualmente rechazaban esta ley de ajuste liso, llano e hipócrita.
Nuestro desafío es grande y la responsabilidad mayor
Debemos ser propulsores de conciencia como diría “Chavez”. No todo es lo mismo, no todo se compra ni se vende. El objetivo del neoliberalismo es que no creamos en nada, que vivamos atomizados y disgregados como  pueblo. La primer década del nuevo milenio en la patria grande significó la recuperación de la política, miles y miles de jóvenes de latinoamerica volvieron a creer en la política y la participación colectiva. El enemigo viene, también, por eso. Solo las bases, el pueblo organizado, movilizado, pueden reclamar, empujar, tensionar, para que nuestros dirigentes, peronistas, de izquierda, quienes quieran que sientan y les duela la patria pongan el objetivo mayor por sobre diferencias mínimas y personalistas.
El enemigo es la oligarquía mas rancia que siempre vendió al país, hoy el país esta atendido por sus propios dueños; ¿que en la década anterior también ganaron renta, que no los expropiamos? Claro. Es cierto y fue un error, tan cierto como que antes vivíamos mejor, se fomentaba el mercado interno y se defendía la soberanía, de mínima. Si esas diferencias no podemos dejarlas de lado para defender a nuestro pueblo trabajador y a la Patria toda no estaremos a la altura de nuestra responsabilidad histórica.
Unámonos contra la oligarquía, empoderemos a los revolucionarios, a los abnegados y los luchadores que siempre están junto a los humildes, los hay por todos lados. A la oligarquía la vamos a derrotar con los mejores, no con tibios, acuerdistas o los famosos “leales cuando les conviene ser leales”. El 2018 debe ser de unidad en la acción y debe ser, también, una revolución política que termine con los acuerdos circunstanciales sin un proyecto de país a largo plazo que transforme definitivamente la Argentina.
PERONISMO 26 DE JULIO TIGRE

Enero 2018

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